Siempre será Semana Santa en tu corazón

lunes, 29 de febrero de 2016

Entre Cofrades Complutenses toca el martillo



Y llegó como todo llega,
Porque todo es efímero,
Porque nada en esta vida rompe las barreras del tiempo,
Nada.
Nada, menos esa columna de humo que
tímidamente se cuela por los agujeros de algún incensario;
que casi inmóvil asciende, como una paloma,
para postrarse ante una Reina,
que juega con sus manos,
que roza sus mejillas,
que se cuela entre los querubines de su corona.
Y que después,
Sonrojado aún por tal belleza
Continúa su eterno camino
Para contar en el cielo,
La grandeza de nuestra tierra. 

Es el momento de arriar el paso de Entre Cofrades tras cinco años de chicotá. El motivo: me falta tiempo.

      Improviso en esta vida con la teoría que todo tiene su momento. Creé el blog con catorce años, cuando todas las horas que merodeaban en torno a mí eran por y para él. Sin embargo, el mismo tiempo y el camino me fueron brindando oportunidades en este mundo, y sin darme apenas cuenta, mi vida fuera y dentro de lo cofrade, ha cambiado tanto, que ese tiempo que ayer me sobraba, hoy ni aparece. 

     De esta experiencia me llevo mucho, pero que mucho aprendido. He tenido el privilegio –para mí lo ha sido– de conocer otra Semana Santa; poder verla desde perspectivas distintas. Me he encontrado muchas veces hablando con “los buenos” que luego han resultado ser de “los malos”, y viceversa, y ¿mi conclusión? No hay buenos ni malos, ni viejos ni nuevos, ni superiores ni inferiores. Lo que hay es brecha, separación, deshermanamiento, y eso es lo que realmente alarma y la causa de que no haya en nuestra ciudad un progreso mayor.
Las Hermandades no se ayudan, no se interesan las unas por las otras, no veo Hermanos Mayores abrazándose al verse, en cambio veo malas caras; no veo capataces estrechándose las manos en la gal; sigo esperando quien me diga que es el mismo Dios el que el Lunes Santo reposa en la angustia de su Madre, que el que el Viernes Santo pende de un sudario.

     Pero he visto también gente humilde. He visto ilusiones en muchas miradas, y lágrimas que venían del corazón. He visto la promesa de una Semana Santa mayor en los ojos de los jóvenes. Sé que tardará, que aún tendrán muchos kofrades oportunidades de irrumpir en alguna Cuaresma con sus tweets. Pero hermanos, no olvidemos que tenemos la Esperanza de nuestra parte, y eso hará que llegue el día en el que nos arrodillaremos ante nuestras Imágenes y como niños lloraremos nuestros errores, abriendo los abrazos a todo el que necesite ayuda. 

     Quiero agradeceros todo lo que habéis hecho, por el blog, y sobre todo, por mí. Y os animo con el corazón a crear nuevos medios, que respeten nuestro tesoro y que contribuyan a engrandecer el legado de Fe que dejaremos a nuestros hijos.

De nuevo, gracias, y que jamás arríe la ilusión por lo nuestro.